Carmen Bonne Castelnaux
El viernes
21 estuve por primera vez en una peña, no como espectadora sino como
participante. El responsable fue el querido colega Reinaldo Cedeño, quien me pidió
escribiera algo para una de las homenajeadas en su espacio Letras Compartidas.
Que Cedeño me lo pidiera era un honor, hacerlo por Carmen Bonne, la
homenajeada, era una oportunidad para el agradecimiento. Aquí les dejo el
texto:
Elogio merecido
"No imaginan
lo que difícil que me ha sido escribir esto. Probablemente todo se deba a mi
habitual finalismo, la presión añadida por la altura del presentador o el
motivo del homenaje. Al final, el resultado han sido estas oraciones desmañadas
y cursis que probablemente sirvan para cualquier cosa menos para halagar a
quien hoy lo merece.
En un
principio, pensé contarles de la periodista de Radio Mambí, la editora del
sitio web de esa emisora. Contarles algunas de sus locuras, sus comicidades, su
inagotable locuacidad o su carácter regañón; explicarles detalladamente que no
hay reunión en que ella no nos recuerde a todos que esta es la era de una sola
redacción, donde se combinan la analógica y la digital, y que todo sucede en un
momento histórico concreto, pero lo deseché por simple y mal escrito.
Al final
nunca encontré las palabras ni exactas ni elegantes, ni siquiera bonitas, y ya
con el tiempo en mi contra decidí otra cosa. Por eso, les pido permiso para
cambiar el discurso, y en vez de hablarles sobre ella, hacerlo con ella. En el
momento en que estaba redactando, 3:00 de la tarde, iba a ser eso lo más real y
sentido para decir.
Carmen: quiero
agradecerle por convertirse en el ángel guardián de los recién graduados de la
emisora, porque detrás de esa primera impresión de mujer dura que me mostró cuando
entré a Radio Mambí en el ya lejano 2010, no estaba su alma noble, altruista,
desprendida y servicial, que he tenido el privilegio de ver en estos años.
Gracias también
por mostrarme una vez más qué es ser justo, que tener siempre la razón no es una buena costumbre, que
el reconocimiento impulsa y gratifica, y que a quien se quiere bien se
elogia en público y se regaña a solas.
Tal vez
estas oraciones no sean lo suficientemente elegantes, ni estén a la altura de
este homenaje que bien merecido tiene usted, pero espero que sepa reconocer que por
encima de cualquier elogio que alguien pueda hacerle, siempre tendrá mi
agradecimiento y respeto. Ojalá todos los recién graduados tengan su Carmen. Afortunadamente
yo tengo la mía."