Un sábado por
la noche todo el mundo tiene ganas de vivir. La Guerrilla del Golem también. A
través del teatro este grupo ha hecho un manifiesto a la vida, a la esperanza.
Morir o no, su más reciente estreno en el Cabildo Teatral Santiago, es su
reafirmación de vitalidad no solo escénica, indiscutible para todos los que seguimos
su trabajo, sino también humana. Sabiamente el director Marcial Lorenzo
Escudero ha escogido la obra para los de su Guerrilla.
Morir o no
está inspirada en el texto homónimo del escritor Sergi Belbel y de ella Marcial
ha hecho una versión adaptable a cualquier escenario de la vida actual. Una
ecuación actoral exigente y abarcadora incluyó seis actores para 14 personajes
en 7 escenas.
A mi gusto,
efectivo y enriquecedor el cambio escenográfico, donde cada artista realizó dos
o más interpretaciones. Todas plausibles, pero sin dudas impresionantes las de
Maybel del Río, en los roles de la hermana, la enfermera y la policía; Raúl
Gómez, como guionista y policía; y Karina Portelles, en los roles de esposa del
guionista, señora y madre.
Esta pieza
teatral es una secuencia de acontecimientos, aparentemente inconexos, que en
realidad tienen como hilo conductor a la muerte o la vida, según se quiera ver,
y desde la arrogancia, la pasión y los temores, nos hacen pensar en la
incertidumbre, la finitud y el valor de la existencia.
Lo reafirman o
lo complementan un oportuno diseño de luces, una banda sonora inteligente y una
escenografía mínima, esencial y enriquecedora.
Tal vez haya
quien la encontró injustificadamente extensa, o quizás demasiado reiterativa,
pero Morir o no se disfruta, se goza, se atiende, se reflexiona. Te da ganas de
vivir. Qué más pedir para una obra de arte, y no solo para un sábado por la
noche.